Marcela
Lechuga, psicóloga y autora del libro “Así es la Vida”
En su segunda
entrevista con Mundo Mujer© Marcela Lechuga, psicóloga y autora del libro “Así es la Vida”, que ha
sido un éxito de ventas desde su lanzamiento al cual asistieron 250 personas,
está tremendamente motivada e impactada con la positiva respuesta que ha tenido
su obra. De hecho, ya se agotó en su primera edición de
1.500 libros y ahora está en las librerías con otros 5.000 ejemplares,
encontrándose en el ranking de los libros más vendidos en Chile, algo inusual
para una escritora emergente. Esta
situación la mantiene profundamente comprometida en apoyar la difusión de “Así
es la Vida” y llegar a muchos más lectores con su mensaje.
Pese a su intensa agenda, siempre se da el
tiempo para responder los comentarios de sus lectores que le escriben a la
página web del libro www.asieslavida.cl o a su facebook público. Con
su participación en la Feria del Libro de Buenos Aires, “Así es la Vida” ya
trascendió las fronteras y en nuestro país ha conmovido a los asistentes a sus
encuentros, a los medios de comunicación, a muchos. Y es que su invitación no deja indiferente a
nadie, como bien lo expresó Mauricio Purto, médico y andinista, quien durante
el lanzamiento de su libro se refirió a Marcela como alguien que es capaz de
traducir en forma simple lo indescifrable, “una buena traductora del misterio
de estar vivos” porque Marcela cautiva con su cercanía, sencillez y
profesionalismo.
Nos
enfocamos esta vez en Qué es ser Adulto,
uno de los capítulos de su libro, comenzando con la siguiente reflexión “Ser
adulto es ser capaz de llegar a límites
impensables de estrés manteniendo la integridad personal y velando por el bien
común. Tener cierto número de años no nos consolida como adultos, pues podemos
vivir toda la vida sin florecer ni madurar nuestros frutos o dones. He visto
hombres poderosos comportarse como niños asustados de vivir la vida, de amar,
de trascender”
¿Qué
impide que adultos no se comporten como tales, qué ocurre con esos hombres que
mencionas en el libro?
Cuando
hay carencias, necesidades insatisfechas o no cubiertas en el pasado y no lo
asumimos conscientemente tendremos
un punto ciego que lo hará cojear
a lo largo del camino. En ese sentido, ser adulto es tomar conciencia y hacerse
cargo de lo que faltó en “mi historia” para acogerlo y dejar de proyectarlo
hacia fuera, hacia los demás.
¿Podrías
profundizar en el concepto de adulto expresado en tu libro y citado anteriormente?
Todos
los adultos tenemos múltiples roles y debemos ser capaces de responder en forma
plena a todos ellos, sin que esto signifique desgastarnos. Muchas veces nos
sentimos sobrepasados y dejamos algunos de lado, provocando algún daño a quienes
nos rodean.
Entonces, para responder en forma íntegra a todas las demandas
externas e internas, sin tener que “amputarnos” necesitamos tener las
competencias emocionales, sociales y cognitivas que nos permiten hacerlo.
¿Esas
competencias son las que, a tu juicio,
definen la adultez?
Exactamente.
El haber desarrollado competencias
emocionales nos permite ser autorregulados y confiables, conscientes de
nosotros mismos y de nuestras motivaciones. Cuando no tenemos estas
competencias no podemos discernir o elegir conscientemente nuestra conducta, lo
que nos lleva a reaccionar en forma inadecuada.
Las
competencias sociales se refieren a
ser honestos y considerados en nuestra relación con los demás. Apunta, entre
otras cosas, a la empatía, a saber poner límites y aceptar críticas por
mencionar algunas.
Las
competencias cognitivas tienen que
ver con el saber quiénes somos, con el cómo percibimos los hechos, cómo
definimos la realidad.
Una
buena síntesis de todo lo anterior se lee en el libro: “Ser adultos es ser
conscientes de nuestras necesidades y ser capaces de autorregularlas, de
mantener la motivación frente a la vida, de expresarnos en forma adecuada, de
describir y no juzgar la realidad y, finalmente, de ser capaces de crear o
manifestar nuevas realidades”.
¿Es
posible conjugar la racionalidad del adulto y aquella parte del niño que
tenemos dentro de nosotros?
Hay una
reflexión que a mí me gusta mucho que dice “un adulto ha sido capaz de perder
la ingenuidad a lo largo de su vida y de recuperar la inocencia”. En un
comienzo, cuando éramos niños, ambas
características estaban juntas, cuando
perdemos la ingenuidad y adquirimos el
criterio de realidad parece ser que también dejamos de asombrarnos, no obstante
un adulto íntegro es capaz de ver la realidad tal cual es, pero también es
capaz de crear nuevas posibilidades, nuevas realidades y de conmoverse en el
asombro.
De
acuerdo a tu experiencia con los jóvenes, en términos generales ¿cómo perciben
a los adultos?
Siento que
necesitamos más ejemplos de adultos íntegros. Muchos de nuestros jóvenes no
quieren llegar a ser adultos porque muchas veces los ejemplos que ven, son de personas que están proyectando
sus carencias o necesidades en ambiciones y deseos desmedidos que nunca se satisfacen,
por lo tanto no son ejemplos de personas autorrealizadas, no los motivan.
¿Cómo
incide ser un adulto íntegro al llegar a la etapa de adulto mayor?
Cuando logramos
coronar esta adultez íntegra de la cual hablamos podremos entrar a la vejez
irradiando sabiduría y experiencia, vamos a saber honrarnos, autorregularnos, pedir y
aceptar ayuda y también aceptar la crítica de un hijo pero sin culpa.
¿Qué
podemos hacer nosotros como adultos para honrar a nuestros padres a pesar de sus errores?
La
respuesta de Marcela no se hace esperar y me lee una cita de su libro “Quizás a muchos de ustedes, al igual que a
mí, sus padres no les respondieron a todas sus expectativas , incluso tal vez
sufrieron grandes decepciones en cuanto a necesidades que no supieron, no
pudieron o no quisieron cubrir por múltiples motivos, quizás porque ellos
tampoco las resolvieron con sus propios padres o porque no fueron conscientes o
porque conscientemente creían que eso era lo correcto en base a sus juicios.
En
mi experiencia he observado que, si no podemos honrar a nuestros padres a pesar de sus errores-muy
humanos por lo demás-el proceso de maduración como adultos se retrasa……
Mientras no
afrontemos de una nueva manera nuestro presente, no floreceremos y seguiremos
esperando como niños heridos; y quizás nunca llegue el momento en que el otro
reconozca su error, convirtiéndose en una condena mutua. Por otro lado, seguir
repitiendo los mismos errores y causando heridas en los otros nos va condenando
por la culpa personal. Para liberarnos tenemos que aceptarnos tal cual somos,
sabiendo que siempre podemos mejorar, pero a partir de quienes somos, no de
quienes queremos ser. Así podremos liberar a los que nos hirieron y romper el
círculo vicioso”.
por Macarena Velasco R.
Periodista P.U.C.
Asesora de Comunicaciones
mvelasco.per@gmail.com
Periodista P.U.C.
Asesora de Comunicaciones
mvelasco.per@gmail.com