martes, 20 de noviembre de 2012

ACOMPAÑAR A LAS MÁS VULNERABLES DENTRO DE LOS VULNERABLES


Francisca Gana, terapeuta floral y voluntaria en la cárcel de mujeres

En un día soleado y brillante de octubre, a las 11 en punto de la mañana  Francisca Gana me esperaba en la puerta de la cárcel de mujeres de San Joaquín ubicada en Capitán Prat. Cuando hablamos previamente me advirtió que tendría que dejar mi celular en la puerta y que no podría llevar ni grabadora, ni cámara fotográfica. Reconozco que iba un poco nerviosa, más bien un tanto ansiosa por conocer aunque fuera “por la ventana” este mundo ajeno a nosotros los que nos portamos bien (al menos hasta ahora).
La Pepi, como le dicen todos, saluda a gendarmes hombres y mujeres y desde un comienzo se nota que la estiman y la respetan. En todo momento, mientras recorremos las instalaciones del lugar y me “bombardea” con información que trato de memorizar estrujando no sé cómo mis neuronas, Francisca saluda, sonríe, pregunta y habla con todas quienes nos encontramos en un tono amoroso y familiar. Hay una suerte de complicidad asombrosa “llegué para quedarme” me dice mientras caminamos, yo corriendo detrás de ella, y aprovecha de mostrarme unos edificios que llaman la atención por sus colores vivos en tonos lilas y morados “esos son los talleres” me explica.
Aunque no es fácil, intentaré presentarles a Francisca Gana. Estudió Historia en la Universidad Católica, es casada y madre de 4 hijos de entre 26 y 21 años. Vivió en el sur 3 años y ahí comenzó a vincularse en proyectos sociales y de voluntariado. Es terapeuta floral (flores de Bach) atiende en su consulta dos veces a la semana y también trabaja en teñidos de Batik.
A la cárcel llegó hace 5 años dando un taller de mostacillas durante tres años y luego  comenzó a ofrecer Terapia de Flores de Bach a las internas, aunque este año está trabajando principalmente con las y los gendarmes. En nuestro recorrido, a la Pepi se le acercan gendarmes muy jóvenes, todas se ven bien arregladas, maquilladas y sonrientes, la saludan con cariño y le pregunta cuándo tendrán la sesión con ella. Dicen que lo necesitan y con urgencia.
Francisca es voluntaria de la Fundación Mujer Levántate, la cual postuló y ganó Fondos Concursables del Ministerio del Interior, en un proyecto que es por dos años y cuyo propósito es el acompañamiento para la reinserción social de las mujeres al salir de la cárcel. Estos fondos le permiten contratar a profesionales (sicólogos y asistentes sociales, por ejemplo) que trabajan, en conjunto con las voluntarias del Proyecto, entre ellas Francisca,  con las internas en fortalecerlas e ir vinculándolas para que no salgan tan vulnerables porque en el fondo “hay que pensar que socialmente la mujer es más castigada que el hombre” indica Francisca.

¿Por qué se da esto?
La mujer cuando delinque y va a la cárcel la mayoría de las veces es abandonada por su familia, sus hijos quedan a la deriva, en cambio a los hombres los van a ver sus mujeres y sus hijos. La mujer además  tiene el sufrimiento adicional de no saber muchas veces quien se hará cargo de sus hijos y cuando sale en libertad es marginada por su familia, entonces queda muy vulnerable al medio en el cual estaba inserta y que la hizo cometer el delito.

¿Cómo llegan las mujeres a la cárcel?
Lo que yo he  podido constatar en entrevistas de terapia de flores y el acompañamientoque realizo es que en un gran porcentaje  las mujeres son muy autocríticas y sienten que si están detenidas es porque se lo merecen, eso mismo las hace ser más proactivas para salir adelante, en general no se victimizan.
A mí me asombra porque yo veo aquí en la cárcel a mujeres muy guerreras, capaces de buscar pequeñas soluciones para reconstruirse, pese a que son seres humanos con un grado de soledad altísimo, con mucho miedo y pena. La realidad es muy dura, hay heridas profundas y hay que contenerlas, esa es  la mision de todos los que aportamos en la Fundación
Cuando Francisca habla lo hace con tal intensidad que conmueve. Y profundiza sus expresiones “siempre me ha gustado la posibilidad del ser humano de reescribirse, creo poco en los proyectos terminados”. En efecto, en el penal de mujeres la palabra esperanza y reinvención no pueden dejar de existir.

En lo personal y tú que participas en otros proyectos sociales ¿por qué el trabajo en la cárcel es especial?
Sin duda es un cable a tierra poderoso y el de las cárceles no es un tema indiferente para nadie. Es donde se ven todas las fallas de la sociedad, donde se ve el resultado  en  adultos que  cuando niños fueron abandonados o desprotegidos de diversas maneras.  Yo no estoy justificando el delito, creo que este tiene que ser castigado, pero también pienso que si muchas instancias de nuestra sociedad funcionaran como debieran no se llegaría a estos extremos, al menos en un gran porcentaje. En algo hemos fallado todos como sociedad. Y en este sistema de prisión, que considero es como una herida para la sociedad, las mujeres son las más vulnerables.

Es una realidad de la cual la mayoría escapamos porque es caminar con el dolor y enfrentarnos a él sin anestesia, sin embargo como dice Francisca cuando ya estamos terminando nuestra entrevista “si uno aprende algo aquí , es compasión”.

por Macarena Velasco R.
Periodista P.U.C.
Asesora de Comunicaciones
mvelasco.per@gmail.com